MÁS ALLÁ DE LAS LECCIONES

MI EXPERIENCIA ESPIRITUAL EN EL COLEGIO

Desde mi primer día en el colegio, cada persona que conocí ha sido clave en mi experiencia. Mis compañeras, con quienes compartí alegrías, retos y hasta frustraciones, se convirtieron en una familia. A su lado, aprendí que el apoyo mutuo es esencial y que una amistad verdadera implica estar ahí sin condiciones. Ellas me enseñaron a practicar la caridad amistosa, a preocuparme de verdad por los demás y a dar sin esperar nada a cambio.


Mis profesores fueron mucho más que guías académicos; ellos fueron mentores y ejemplos. Con cada clase, consejo y corrección, me ayudaron a entender lo que es la libertad responsable. Aprendí que ser libre no significa hacer lo que quiera sin pensar, sino tomar decisiones con responsabilidad y asumir cada consecuencia. Me enseñaron que, aunque las cosas a veces se pongan difíciles, la dedicación y el compromiso son el camino para lograr lo que quiero. A cada uno le debo una parte de lo que soy, y por eso, siempre les estaré agradecida. 

A lo largo de este camino, Dios ha sido mi refugio y mi fuerza. En los momentos de duda, Él me dio claridad; cuando me caía, Él me daba fuerzas para seguir. A través de la fe, entendí que no estoy solo y que cada experiencia tiene un propósito. La conexión con Dios me ha permitido ver en mí un deseo sincero de vivir en armonía con los valores que el colegio me ha enseñado. Él puso en mi corazón el deseo de vivir con bondad y de ofrecer siempre una mano amiga, reflejando la caridad y el amor que Él me ha mostrado. 

Al mirar atrás, me doy cuenta de que el colegio no fue solo un lugar para estudiar. Fue un espacio donde encontré personas y experiencias que, junto a Dios, me ayudaron a crecer y a descubrir quién quiero ser. Me llevo no solo lo que aprendí en clase, sino también una familia y valores que siempre serán parte de mí. 

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar